sábado, 9 de abril de 2011

Los Aspectos de la Salvación, Parte I: 2Timoteo 1:9-10

(9)  θεοῦ… τοῦ σώσαντος ἡμᾶς καὶ καλέσαντος κλήσει¹ ἁγίᾳ²,
Dios… quien nos ha salvado y llamado con vocación¹ santa²,

οὐ κατὰ τὰ ἔργα ἡμῶν,
no conforme a nuestros hechos,

ἀλλὰ κατὰ ἰδίαν πρόθεσιν καὶ χάριν³,
sino conforme a su propósito personal y gracia³,

τὴν δοθεῖσαν ἡμῖν ἐν Χριστῷ ᾿Ιησοῦ
que nos concedió en (unión a) Cristo Jesús,

πρὸ χρόνων αἰωνίων,
antes de los tiempos de los siglos,

(10) φανερωθεῖσαν δὲ νῦν διὰ τῆς ἐπιφανείας5
pero ahora se ha dado a conocer por medio de la aparición5

τοῦ σωτῆρος ἡμῶν Χριστοῦ᾿Ιησοῦ,
de nuestro salvador Cristo Jesús,

καταργήσαντος6 μὲν τὸν θάνατον,
el que por un lado, dejó sin poder a la muerte6

φωτίσαντος δὲ ζωὴν καὶ ἀφθαρσίαν7 διὰ τοῦ εὐαγγελίου,
y por otro, sacó a la luz la vida y la inmortalidad7, por medio del evangelio,

Texto griego de Nestle-Aland, 27ª edición.
(Ver notas de traducción al final).

Comentario

Trataremos de hacer ver todos los aspectos que aquí están involucrados. Lo primero que se puede ver, es que la salvación tiene su origen y propósito eterno “en Cristo” como centro y desarrollo de la misma. Lo podemos mostrar así:

Origen
Fundamento
Desarrollo
Propósito eterno de Dios
Cristo en todos y cada uno de los aspectos 
Salvación – Santificación – Inmortalidad

La Salvación como un aspecto pasado

“Dios… quien nos ha salvado y llamado con vocación¹ santa²,
no conforme a nuestros hechos,
sino conforme a su propósito personal y gracia³,
que nos concedió en (unión a) Cristo Jesús,
antes de los tiempos de los siglos…” (v.9)

La expresión  ha salvado y llamado con vocación santa(participios aoristos) apunta a la acción que realiza Dios cuando el hombre efectivamente “cree en el evangelio” (por medio del evangelio, v.10) y se hace un cristiano (seguidor de Cristo), nacido a la familia de Dios por su gracia. Cabe destacar que para el apóstol Pablo “la salvación y santificación” fueron concedidas (δοθεῖσαν) por la gracia “a través de una unión vital con Cristo” (ἐν Χριστῷ ᾿Ιησοῦ - en Cristo Jesús), siendo él, la fuente del favor divino y la vida que sustenta toda la obra redentora en el hombre.

Esta misteriosa obra de Dios, ocurre en algún momento en la vida del creyente cuando cree en el evangelio y queda plenamente representada en el bautismo, donde “bajo las aguas muere el hombre sin Dios y nace a una nueva vida (hijo de Dios), revestida de Cristo a través de su Espíritu” (Gálatas 3:27).

“…nuestro salvador Cristo Jesús, el que por un lado, dejó sin poder a la muerte…” (v.10a)

Jesucristo como salvador, ha dejado completamente inútil (6καταργήσαντος-katargḗsantos) el poder de la muerte, es decir, no hay condena para el que tiene fe en Cristo, siendo ya salvo por la fe. “Pues el aguijón de la muerte, es el pecado”, el cual ha sido llevado sobre la cruz. Efectivamente a esto se refería Jesús cuando dijo:

“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir (plērṓsai)”. Mt.5:17, RV60
           
Cumplir o satisfacer (plērṓsai) las demandas de la ley, por cuanto nosotros éramos débiles. Él no sólo llevó las culpas sobre la cruz, dejando sin poder a la muerte (lo cual sería una salvación incompleta), sino que fue perfecto en su modo de vivir; permitiendo de esa manera, ser el nuevo prototipo de hombre, hacia el que estamos siendo transformados “de un estado de gloria a otro mayor (de gloria en gloria)” por el Espíritu de Dios, es decir, un proceso hacia una completa perfección.

Aunque la Ley está plenamente vigente para condenar al culpable (1 Timoteo 1:9); por medio de la fe en el Evangelio (muerte sustituta de Cristo), Dios libra de culpa al creyente, dejando inefectivo el poder del pecado. Aun cuando el creyente queda libre de la condena del pecado (…nos ha salvado), Dios no ha terminado su trabajo en él:

Desarrollo de la Salvación como un aspecto presente
“…y llamó con vocación¹ santa…” (v.9)

El creyente necesariamente es “conocido por Dios y se aparta de la injusticia (2Timoteo 2:19), es decir, de un proceder o conducta en contra del designio de Dios y que afecta a otros. El camino nuevo, es hacia la gloria y la inmortalidad, en la presencia de Dios, gracias a Jesús el Mesías. A este proceso se le llama “santificación” o la “renovación” (Tito 3:5, 1Co.1:2).

El cual se desarrolla, no solo por el cambio que Cristo hace en la vida de los suyos, sino también por una actitud consciente del creyente (Efesios 4:1ss) y de sumo respeto de la procedencia del llamado, esto es, del Dios altísimo:

Filipenses 3:148voy detrás siguiendo el blanco, hacia el premio (del combate) del llamamiento de lo más alto, de Dios en Cristo Jesús”.  

Esta ocupación es a la que el apóstol Pablo llamaba: “…ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Fil.2:12b-13, RV60. 

El vivir unido a Cristo (Juan 15:4), obedeciéndole, permite que se cumpla todo el propósito de Dios para la vida del creyente, es decir, siendo formada (summorfoō, Gál.4:19) cada día más y más, la misma imagen de Cristo.


Desarrollo de la Salvación como un aspecto futuro
“…y por otro, sacó a la luz la vida y la inmortalidad, por medio del evangelio…” (v.10b)

La inmortalidad (7aftharsía) no sólo indica inmortal o indestructible, sino también “integridad”, es decir, una vida acorde a la eternidad junto a Dios.

En Filipenses 3:219 Pablo trata este último aspecto, “la redención final” de nuestros cuerpos o glorificación, expresándolo así:

 “(Cristo) El cual transformará el cuerpo de la bajeza nuestra
a la misma forma del cuerpo de su gloria
con el poder de su fuerza
con el que también somete para sí mismo todas las cosas”

La transformación a la que se refiere apunta en primer lugar a la apariencia externa del cuerpo y su expresión en el carácter y comportamiento (Metaskhematízō), pero también a su conformación (sýmmorphos). Esto quiere decir que la gloria que reflejarán nuestros cuerpos, no sólo lo serán en apariencia, sino que también serán el reflejo de una transformación interna a la misma imagen del Señor Jesús.

NOTAS
¹ κλήσις (klḗsis) literal “acción de llamar”. Es la vocación o llamamiento divino. El apóstol Pablo ya nos ha hablado acerca del llamamiento divino, véase Efesios 4:1-4.  El sujeto que realiza la acción es Dios “ha salvado y  llamado” (participios aoristo) como una acción o evento puntual en la vida del creyente.
² ἅγιος (hágios) en el griego clásico “Piadoso”, “santo”, “puro”. No expresa lo santo en sí mismo (como ἱερός), sino que exige una veneración que  se desprende de lo santo (Coenen, Vol.II, pág. 594). La idea de separación está contenida, aunque no a partir del griego, sino del hebreo. Es decir, es un llamamiento a la separación del mal en virtud del llamado divino y una vida acorde al Espíritu Santo, que guía hacia la perfecta imagen de Jesús, el santificador. Véase Efesios 4:1-4, Fil.3:14. Todo objeto en contacto con Dios, debe ser “santo”, separado para él;  señalando un llamado al contacto con “El Santo”, especialmente en el culto “donde hay dos o tres congregados en mí nombre”.
³ La raíz χάρ en la lengua griega indica “lo que produce agrado”. Dentro de ese estadio adquiere, según el contexto, significados como: gracia, favor, indulgencia, muestra de benevolencia, bondad, generosidad, atractivo, encanto, belleza, gusto, contento, otros. En el contexto bíblico (Antiguo Testamento) incluye la superación de la distancia entre el fuerte que otorga la gracia y el débil receptor de la gracia (Gn.32:5-6, 39:4, 50:4, Rut 2:2,10, Ester 8:5). Especialmente en referencia a Dios, significa la inclinación de Él hacia alguien sin que lo merezca (Gn.6:8). Indica su libre y bondadosa disposición redentora que Él se propone para el que la recibe (2Ti.1:8-10), específicamente toda la obra redentora ejecutándose en Cristo: justificando, renovando por medio del Espíritu y glorificando al creyente en el día final.
δοθεῖσαν -habiendo sido dada- (Participio aoristo pasivo), indica un evento puntual, esto es, en “unión a Cristo” y concedida “antes de los tiempos de los siglos”. Lo concedido “la gracia” y se refiere a todo lo que Dios hace en Cristo.
ἐπιφάνεια (epifáneia) no es una manifestación común sino una “aparición auxiliadora de la divinidad”. Se utiliza para indicar un acontecimiento extraordinario que revela su poder y providencia; es la aparición de la divinidad en la historia (Coenen). Se podría traducir “aparición extraordinaria”.
6 Καταργήσαντος participio aoristo de katargéō de kata (enteramente) + argeō (inactivo): dejar enteramente inactivo, abolir, hacer ineficaz. “Sin poder” siguiendo la línea de pensamiento de 1 Corintios 15:56, donde el “pecado” era el aguijón que tenía la muerte para dañar. Ahora, Cristo deja el aguijón completamente inactivo por su muerte en la cruz.
7ἀφθαρσίαν acusativo de aftharsía: incorruptibilidad, inmortalidad, integridad.
8 Filipenses 3:14. κατὰ σκοπὸν διώκω ἐπὶ τὸ βραβεῖον τῆς ἄνω κλήσεως τοῦ Θεοῦ ἐν Χριστῷ ᾿Ιησοῦ
9 Filipenses 3:21 ὃς μετασχηματίσει τὸ σῶμα τῆς ταπεινώσεως ἡμῶν σύμμορφον τῷ σώματι τῆς δόξης αὐτοῦ κατὰ τὴν ἐνέργειαν τοῦ δύνασθαι αὐτὸν καὶ ὑποτάξαι αὐτῷ τὰ πάντα.


Bibliografía
* Diccionario de griego Vox
* Diccionario de griego Vine
* Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, Coenen.
* Léxico griego español del Nuevo Testamento, Alfred E. Tuggy
* e-sword, Tanach con Strong: http://esword-espanol.blogspot.com/